Elegir es terminar una ilusión, es descartar una posibilidad, es abandonar lo que podría ser. Es decir que no es meritorio de un sí. Es dejar con esperanzas a alguien e ilusiones por la mitad. Sin ponerse en el lugar del que elige, que no se pone en consideración si es fácil o no. Y sin ponerse en el lugar del elegido y su alegría. Qué sucede con el que no es mirado, ni tenido en cuenta, no es visto y no es. Porque si no es elegido, no pasa a ser. Elegir es matar al no elegido; es borrarlo de la discusión. Es no fijarse en él, es no reparar en que no estará más. Es dejarlo ahí con todo esto por decir.