viernes, 3 de agosto de 2018

Ángeles y Demonios


La incapacidad, la duda, el freno, el dolor.
No poder avanzar ni tomar una decisión, no saber cuál es la correcta, ni mucho menos la más aliviante. Porque la más cómoda ya empieza a molestar.
Caminar es complicado; subir escaleras un suplicio, y la paciencia ya se empieza a terminar. La noche cae oscura, intolerante, pero tan vacía que muestra lo que no se ve. Tan silenciosa que hace oír aquello que se dice en voz baja.  Tan claro que no se puede huir.

En realidad, si ni  siquiera se puede caminar es bastante imposible pensar en correr.  Y no queda más que la verdad desnuda y oscura en el medio de la nada, cuando no hay con hacer ruido ni acallar esa voz.
La posibilidad de la tregua, el pedido de silencio. La necesidad de parar para que los demonios por un rato se vayan a dormir. Para que La Voz; su voz…pueda frenar