miércoles, 30 de marzo de 2011

Elegir es matar al no elegido.

Elegir es terminar una ilusión, es descartar una posibilidad, es abandonar lo que podría ser. Es decir que no es meritorio de un sí. Es dejar con esperanzas a alguien e ilusiones por la mitad. Sin ponerse en el lugar del que elige, que no se pone en consideración si es fácil o no. Y sin ponerse en el lugar del elegido y su alegría. Qué sucede con el que no es mirado, ni tenido en cuenta, no es visto y no es. Porque si no es elegido, no pasa a ser. Elegir es matar al no elegido; es borrarlo de la discusión. Es no fijarse en él, es no reparar en que no estará más. Es dejarlo ahí con todo esto por decir.