jueves, 18 de enero de 2018

Carta de despedida. Me rendí

Si pudiera hablarle una vez más no a ese que conocen todos, sino al que conocí entre cuatro paredes; me despediría. Las posibilidades son nulas en un contexto cara a cara y sabemos que escribo mejor de lo que hablo.
Ya me enteré que él está en otra, y sólo quiero decirle que me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes. Poder conocer más a ese chico que iba a mi casa a morder los labios, regalar abrazos, robarse el medio de la cama, y reír conmigo.
Le diría que mil veces me pregunté qué le pasaba cuando suspiraba acostado al lado mío o todas las veces que me evitó la mirada. Nunca supe la respuesta de ninguna de las dos.
Le diría que entendí que yo no le importaba, y que cuando me dijo que quería seguir conociéndome, mentía. Como cuando me dijo que no tuviera miedo.
Le diría que me gustó más el del principio y no el que empezó a evitarme sin explicar qué le pasaba; y hoy entendí que era porque ya había elegido a alguien más… eso podría habérmelo dicho de frente.
Que esa vez sí quería que ese piropo fuera para mí, y que esa noche dolió.
Que repase mil veces las últimas semanas y no encontraba motivo para su indiferencia, que me gustaría que me lo aclare.
Le diría que con él yo fui yo, en mi casa; lo único que tengo. Que fui buena mina, y que no me merecía nada malo.
Que me olvidé por un momento que me había dejado en claro que yo no le importaba; que él sanaba rápido; y que de él se decía que no tenía corazón.
Que me metí en un juego que me dolió jugar. No sirvo ni para gato ni para ratón.
Que nunca supe si le gusté o no, o fui un capricho de los que le encantaban a él.
Que no hacía falta lastimarme para sentirse mejor.  Yo fui buena mina, y lo sabe.
Le diría que “Menos peleas y más besos” sería una frase que usaría siempre, y le recomiendo que la ponga en práctica. 
Que entendí que a veces las cosas no suceden y es en vano querer gustarle a todo el mundo, que me guardo los buenos y divertidos recuerdos, aunque jamás sabré si su primera versión fue realmente verdadera.
Que yo no pedía nada, más que su honestidad. Que se deje querer bien. Que deje de manejarse mal.
Que yo soy así, lo que vio. Que no me ando cuidando con corazas y que me expongo a que me duela. Que tal vez fui demasiado buena para él.
Que alguna vez le dije que me rendía, y si bien esa vez no fue... hoy, como con las cosquillas: Me rendí.
Que al que conocen todos me lo tengo que cruzar todos los días y espero que deje de hacer las cosas más incómodas. Que no me evite la mirada. Que hagamos como si nunca lo hubiera conocido tanto y que si pudiera me aclarara algo. Que entienda que yo necesitaba despedirme para terminar y seguir adelante.
No sería Yo, si dejo de decir lo que siento. Y no quería guardarme nada. Ya no puedo más.
Y, por último, que manejarse mal es de gusto; y que no era necesario jugar con mi sonrisa.








jueves, 11 de enero de 2018

Cito

Si todo fuera diferente; tomaría tu cara entre mis manos y desearía darte el mejor beso.
Si todo fuera  más simple; no dolerían tus despedidas de frialdad extrema.
Si todo fuera más normal; no me escondería para darte un abrazo y reír entre miradas.
Si todo fuera compartido, no creería que pierdo cada vez que te dejo pasar.
Si todo fuera correspondido, no pensaría que intento penetrar con el aliento una barra de hielo.
Si todo fuera real; no tendría miedo de buscarte por el sólo hecho de tenerte en mi pensamiento.
Si todo dejara de ser un juego; dejaría de pensar todo el tiempo cómo ganarte.
Si todo se pudiera hablar, te preguntaría solo una vez, qué es lo que buscas.

Si todo fuera de a dos, no creería que sólo se aumenta tu ego.
Si todo cambiara, me animaría a ser yo sin intentar ser esa que te gusta a vos.
Si todo o por lo menos algo fuera de verdad, dejaría de apostar a la ciega y sería all in.
Si todo lo que no es, llegara a ser, sonreiría de verdad y no sería solo una mueca.
Si todo fuera igualdad, dejaría de esforzarme por alcanzarte.
Si todo fuera un partido, no me pensaría en tiempo de descuento, queriendo rasguñar un empate.
Si todo…  CI TO.
Si sólo fuera; no debería inventar el apodo Cito. Seríamos vos y yo.