martes, 26 de junio de 2012

Un Calendario que se va...

Levantarse y seguir. Comenzar y nunca terminar. Un vicio de suave adicción; de inherente tranquilidad y agobiante comodidad.

Una forma hecha rutina, una rutina hecha alienación. Resistir constantemente al cambio. Transitar en una mediocridad pegajosa. Un Sórdido adormecimiento en las circunstancias. La incapacidad de un batacazo que invita a soñar. La transición en escalones que no van hacia arriba, y se quedan en el mismo lugar.


Un cajón lleno de proyectos que es preferible que queden ahí, mientras se apolillan tanto como la realidad. Una conformidad básica de jornada de 8 horas, una casa un auto en la cochera, y poco más.
Todos iguales caminando sin mirar. Caminando sólo hacia adelante sin reparar al rededor. Sin distracciones, ni recreos, sin ocio ni conciencia.

Humanos robotizados, estereotipos actualizados y pensamientos vacíos y llenos de mediocridad. Son movimientos repetidos, entre sueños olvidados y vida de pseudo felicidad.