Una forma hecha rutina, una rutina hecha alienación. Resistir constantemente al cambio. Transitar en una mediocridad pegajosa. Un Sórdido adormecimiento en las circunstancias. La incapacidad de un batacazo que invita a soñar. La transición en escalones que no van hacia arriba, y se quedan en el mismo lugar.
Un cajón lleno de proyectos que es preferible que queden
ahí, mientras se apolillan tanto como la realidad. Una conformidad básica de
jornada de 8 horas, una casa un auto en la cochera, y poco más.
Todos iguales caminando sin mirar. Caminando sólo hacia
adelante sin reparar al rededor. Sin distracciones, ni recreos, sin ocio ni
conciencia.
Humanos robotizados, estereotipos actualizados y
pensamientos vacíos y llenos de mediocridad. Son movimientos repetidos, entre
sueños olvidados y vida de pseudo felicidad.