Si pudiera hablarle una vez más no a ese que conocen todos,
sino al que conocí entre cuatro paredes; me despediría. Las posibilidades son nulas
en un contexto cara a cara y sabemos que escribo mejor de lo que hablo.
Ya me enteré que él está en otra, y sólo quiero decirle que
me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes. Poder conocer más a ese
chico que iba a mi casa a morder los labios, regalar abrazos, robarse el medio
de la cama, y reír conmigo.
Le diría que mil veces me pregunté qué le pasaba cuando
suspiraba acostado al lado mío o todas las veces que me evitó la mirada. Nunca supe la respuesta
de ninguna de las dos.
Le diría que entendí que yo no le importaba, y que cuando me
dijo que quería seguir conociéndome, mentía. Como cuando me dijo que no tuviera
miedo.
Le diría que me gustó más el del principio y no el que empezó
a evitarme sin explicar qué le pasaba; y hoy entendí que era porque ya había elegido
a alguien más… eso podría habérmelo dicho de frente.
Que esa vez sí quería que ese piropo fuera para mí, y que
esa noche dolió.
Que repase mil veces las últimas semanas y no encontraba motivo
para su indiferencia, que me gustaría que me lo aclare.
Le diría que con él yo fui yo, en mi casa; lo único que tengo.
Que fui buena mina, y que no me merecía nada malo.
Que me olvidé por un momento que me había dejado en claro
que yo no le importaba; que él sanaba rápido; y que de él se decía que no tenía
corazón.
Que me metí en un juego que me dolió jugar. No sirvo ni para
gato ni para ratón.
Que nunca supe si le gusté o no, o fui un capricho de los
que le encantaban a él.
Que no hacía falta lastimarme para sentirse mejor. Yo fui buena mina, y lo sabe.
Le diría que “Menos peleas y más besos” sería una frase que
usaría siempre, y le recomiendo que la ponga en práctica.
Que entendí que a veces las cosas no suceden y es en vano querer gustarle a todo el mundo, que me guardo los buenos y divertidos recuerdos, aunque jamás sabré si su primera versión fue realmente verdadera.
Que entendí que a veces las cosas no suceden y es en vano querer gustarle a todo el mundo, que me guardo los buenos y divertidos recuerdos, aunque jamás sabré si su primera versión fue realmente verdadera.
Que yo no pedía nada, más que su honestidad. Que se deje
querer bien. Que deje de manejarse mal.
Que yo soy así, lo que vio. Que no me ando cuidando con
corazas y que me expongo a que me duela. Que tal vez fui demasiado buena para
él.
Que alguna vez le dije que me rendía, y si bien esa vez no fue...
hoy, como con las cosquillas: Me rendí.
Que al que conocen todos me lo tengo que cruzar todos los
días y espero que deje de hacer las cosas más incómodas. Que no me evite la
mirada. Que hagamos como si nunca lo hubiera conocido tanto y que si pudiera me
aclarara algo. Que entienda que yo necesitaba despedirme para terminar y seguir
adelante.
No sería Yo, si dejo de decir lo que siento. Y no quería
guardarme nada. Ya no puedo más.
Y, por último, que manejarse mal es de gusto; y que no era
necesario jugar con mi sonrisa.