martes, 6 de mayo de 2014

Miguel, ¿capital o provincia?

Con Miguel sintió por primera vez que se moría.
Que no pasaba es noche,  que se iba a morir en ese mismísimo instante sin volver a ver el sol.
Quedó en el sillón del living, abrazada a un regalo de él, llorando hasta dormirse; muy de novela. Muy Bizarro.
Pero lo paradójico es que se despertó. No, chicos, obvio: nadie muere de amor. Más allá de haber sentido esa presión en el pecho y esa sensación de que no podía; no murió. Ni esa vez, ni las siguientes. Pero uno cree que cada vez que le pasa es la única y es la última.
Pero Miguel fue el Primero. Por eso lo recuerda tanto.
Había sido su primer novio. Ese que se lleva a casa, que se presenta a los padres, y con el que se hace vida de novio un domingo a la tarde. Pero qué difícil había sido sostener esos casi tres años. Pelearon y volvieron. Se odiaron y amaron, se dieron oportunidades todos los fines de semana.
Pensaron en casarse y hasta llegaron a tener una pelea por si vivirían en Carlos Paz o Córdoba Capital.
Cada discusión con él, para significaba una ruptura. Y después se daba cuenta que no, que nadie quería dejarse. Pero Dios mío como lloraba mientras tanto…siempre llegaba el típico “sin vos me muero”. Hasta que un día pensó: “Si sigo con él me mata”. Es que no ligó una trompada de pura casualidad.
Lo siento. No más.


Ya no era una nena con su primer amor. Era una chica, que intentaba preservarse y se daba cuenta de que algo no funcionaba. Sus celos, sus enojos. Las cosas que se decían, lo que se hacían. La bronca. 
Pero lo extrañó. Y Mil veces pensó que dolía estar sola. Y pensó en llamarlo, porque él la conocía como nadie y porque habían planeado una vida juntos. Pero desapareció completamente de la faz de la tierra. Porque no tenía sentido intentar lamerse las heridas si no iban a sanar. No cruzarlo, no verlo, no dar pie, ayudaría. Y así fue. Pensó en volver a atrás cada domingo por la tarde. Pero se arriesgó. Se cansó. Y lo loco fue que se repuso. Se fue, se perdió, se aisló. Y volvió mejor, y más repuesta. Y conoció a alguien más tierno y menos jodido. Y hoy sólo lo recuerda con una hermosa sonrisa. Sigue creyendo que nadie la querrá como él, y que aún la quiere terriblemente. Pero da ternura. No miedo, ni dolor. Porque lo que se llevó él no se lo lleva nadie más. Porque hay una ciudad que es de ellos dos y que sólo le recuerda a él. Y está bien que así sea.
Porque a partir de Miguel fue otra, con otras cosas para dar, para otros. Y él también. Hoy cree que no eran, y no hubiesen sido nunca el uno para el otro. La clave fue el tiempo. Tiempo de cansancio, tiempo de huida, tiempo que quedaba por vivir, y que no quería vivir así. Y el tema es que ahora no tengo tanto tiempo. Se tendrá 18 sólo una vez, pero se aprenderá para siempre? 



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