Yo vivía en un Pueblo. Bueno; una ciudad de 15 mil
habitantes. Adolescente, físicamente pequeña, deportista y chica diez del
colegio. Tenía seguramente 16 años y mis papás aún no me dejaban mucho salir.
Una de esas pocas veces que me dejaron salir, y yo aún ni
tomaba alcohol, iba caminando por el boliche, sola tranquila, hasta que una
bestia enorme me agarró.
Era de esos "populares", todos sabíamos quién
era aunque no teníamos relación. Era de la noche, de los amigos del poder, un
flaco (si así puede llamársele, porque pesaba tres veces yo y media más o menos
ese mismo porcentaje), que si para mí
era desagradable, ese día lo creí aún más.
Este flaco en medio de la noche me agarró del brazo
cuando yo iba caminando buscando a mis amigas.
Me sujetó a la vista de todos, y amparado por la
oscuridad de un boliche, y sin mediar palabra, ni mirada, ni nada, me forzó con
un beso y me pasó la mano por todos lados.
Era realmente enorme para mí, y me tomó por sorpresa, y
no pude hacer nada. Y lo cuento como si YO tuviera que justificarme.
Me solté inmediatamente forcejeando y seguí caminando.
Huí despavorida. Asustada. Creí que me había cruzado con
un "pelotudo". Que era un idiota desubicado.
Me fui en modo automático, paralizada... y me sentí yo
más sucia que él. Sentía asco, sentía que tenía que lavarme la boca, bañarme
por si me quedaba algún vestigio de su contacto.
No se lo conté a nadie.
Volví
a casa como si nada con el recuerdo de un "mal momento", que no
sumaba a nadie que yo relatase. Decidí no darle trascendencia. O hice lo que
puede...
Cuando tiempo después...años después, una chica se animó a denunciarlo
por violación dentro de otro boliche, no dudé en creerle a la víctima. No la conocía, pero esa chica seguramente la había pasado mal. No había tenido la
misma suerte que yo. No sólo la había agarrado, manoseado y besado como a mí, sino
que a ella no la había soltado. No pudo huir despavorida. Y le creí. Y como al
pasar conté que no me extrañaba de ese flaco...cuando yo recordaba qué había
pasado conmigo.
Pero hoy; después de un recorrido, un conocimiento, y mi vida
involucrada en la lucha por las mujeres, su cuerpo y su decisión sobre él, me
di cuenta de algo: Este flaco con el que yo tuve la mala suerte de cruzarme; no
era sólo un "pelotudo". No era sólo un desubicado. Era un abusador y un violador.
Y eso que me pasó a mí era abuso.
Hoy tengo las categorías y la conciencia para pensarlo
así: No sólo me cruce con un "pelotudo" del que me hubiese querido olvidar. Me
crucé con un tipo que me llevaba más de diez años, que era un ABUSADOR. Y a mí
ya no me importa si yo era menor de edad, a los 20 me hubiera dado a mí el
mismo asco, aunque la pena para él hubiera sido diferente...cuestiones
legales....
Hoy entendí que normalizábamos a esos
"pelotudos" y los tratábamos de "mal momento", cuando no
teníamos herramientas.
Hoy entendí que alguien fue abusador conmigo. Que no es normal, ni debería normalizarse que
te toquen el culo, te besen sin permiso, te manoseen, o te odien si decís que
NO a la hora de tener sexo. Hoy lo veo.
Las generaciones venideras no naturalizarán a estos que
nosotros llamábamos "pelotudos".
Nuestras hermanitas, hijas, sobrinas y nietas, van a
defender su individualidad...porque estamos generando algo grande. Porque
alzamos la voz diciendo NO.
Porque nos damos cuenta que violentar nuestro cuerpo, que
violentarnos a nosotras está mal.
Que nosotras decidimos quien se acerca a él, quien lo usa
como objeto de deseo, quien nos toca, nos besa, nos abraza y quien nos dice que
es lindo.
No estos "pelotudos".
Porque alzamos la voz.
Porque nos hacemos cargo de que permitimos el silencio.
Que nos dio miedo. Que no pudimos más que minimizarlo.
Pero que basta.
Porque sí, nosotras somos las nietas de las brujas que no
pudieron quemar. E imagínense lo que serán las bisnietas.
Téngannos miedo, ese mismo que yo esa noche le tuve a ese
"pelotudo" cuando pensé que no me iba a dejar ir.
#NoEsNo
#MiraComoNosPonemos
#SeVaACaer 💚