miércoles, 16 de marzo de 2016

Los infieles

Esteban y Héctor se merecen un post compartido. Porque fueron parte de un mismo síntoma. Mientras seguía sufriendo por Lázaro, por sí misma, por sus viejos, por todo; iba por la vida buscando quien la quiera, o quien no la quiera, y reconfirmara las sospechas; “no sos lo suficientemente buena”.
Los dos tenían novia. No dudaba que les gustaba. Pero ninguno de los dos iba a arriesgar lo que tenía.
Los esperó un tiempo. Los quiso, le gustaban. Pero en ese momento algo de cariño se tenía; así que se plantó con ambos. A ambos les abrió el corazón; les dijo que los quería, que lo intentaría por ellos; pero que merecía a alguien que la quisiera sólo a ella.
Y obviamente ambos contestaron que merecía eso; pero no era algo que ellos pudieran dar. Con Esteban sufrió más. Había sido honesta. Lo había intentado, y la había dejado ir.
Los dos siguen hoy con sus parejas de aquel momento (no se separan más).  Los dos siguieron buscándola por ahí. Esteban se arrepiente hasta hoy.  Pero sus mochilas eran de él. Giró y comenzó a caminar dándoles la espalda.
Y hoy a la distancia sabe que no hubiera confiado en ellos nunca. Que esas historias que arrancan así…tienen fecha de vencimiento.
Y que en cualquiera de las dos despedidas, si bien había tristeza, había orgullo. El creer que se merecía algo más que las cobras de otro, le hacía paliar el dolor. Y hoy siente que: Clap Clap. Hiciste lo correcto.
Algunos círculos viciosos empezaban a cerrarse. Ese de buscar siempre al equivocado para que confirme que no la podía querer; Y Obvio!! Si ya estaban queriendo a otra (a su manera, pero las querían). Darse cuenta de eso, la hizo sentir menos mal. No la habían elegido, es verdad; pero ella competía en desventaja. Y lo resumía con una frase “no era el momento de ninguno de los dos”. 


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