Cilíndrico como una pelota de fútbol, aburrido como un 0-0 sin siquiera amarillas. Penetrante como una paralitica a la altura del muslo y hasta inalcanzable como un tiro libre al ángulo. Así es nuestro partido. Así es como estás vos.
Te empeñás en rondar achicando mis espacios, virtuales y reales. Noventa minutos, tal vez algo de previa y nada de post partido. Y aunque sepas que estás en zona de descenso peleás la permanencia en mi cabeza con piropos cariñosos y promesas de vestuario.
¿Cuánto tiempo calentando el banco de suplentes pa´ incluirme en tu futuro? Mi cariño ya presenta fatiga muscular y va a estar inactivo hasta que termine el campeonato.
Hay una oferta del Argentino B que promete atención, un poco de exclusividad y un par de goles asegurados por partido. Una oferta poco despreciable. Si lo sabrá ud. que pasa a préstamo por temporadas pero nunca tiene el pase libre.
El árbitro marca invasión y hacés caso omiso a las tarjetas rojas. La hinchada se impacienta y ya no te corea cuando salís a la cancha.
Así esperás el alargue para ver si ganás y lográs algún festejo y revoleo de camisetas. Gambeteás con mimos y esquivás con palabras dulces.
Pido la hora y mando a los 11 a defender. Rechazo lejos y allí es donde quiero que termines. Ya no me importa ganarte el campeonato, no me interesa ascender de categoría. No quiero definirte en el área, ni tirarte centros a la cabeza. Quiero que el referí marque el final y este bodrio se termine. Dejar de tirar la pelota afuera. Saludar a mi gente con los brazos en alto y por una vez, pensar en otro partido.
Te empeñás en rondar achicando mis espacios, virtuales y reales. Noventa minutos, tal vez algo de previa y nada de post partido. Y aunque sepas que estás en zona de descenso peleás la permanencia en mi cabeza con piropos cariñosos y promesas de vestuario.
¿Cuánto tiempo calentando el banco de suplentes pa´ incluirme en tu futuro? Mi cariño ya presenta fatiga muscular y va a estar inactivo hasta que termine el campeonato.
Hay una oferta del Argentino B que promete atención, un poco de exclusividad y un par de goles asegurados por partido. Una oferta poco despreciable. Si lo sabrá ud. que pasa a préstamo por temporadas pero nunca tiene el pase libre.
El árbitro marca invasión y hacés caso omiso a las tarjetas rojas. La hinchada se impacienta y ya no te corea cuando salís a la cancha.
Así esperás el alargue para ver si ganás y lográs algún festejo y revoleo de camisetas. Gambeteás con mimos y esquivás con palabras dulces.
Pido la hora y mando a los 11 a defender. Rechazo lejos y allí es donde quiero que termines. Ya no me importa ganarte el campeonato, no me interesa ascender de categoría. No quiero definirte en el área, ni tirarte centros a la cabeza. Quiero que el referí marque el final y este bodrio se termine. Dejar de tirar la pelota afuera. Saludar a mi gente con los brazos en alto y por una vez, pensar en otro partido.
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