miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una Utopía menos...

Desde Chiquita yo sabía que existía un lugar, que se llamaba Tierra Santa; pero que no conocía y posiblemente no fuera a Conocer. 
En mi casa, mi papá hablaba de ese lugar como si lo hubiera conocido, pero no entendía porqué no podía volver  si tanto lo quería. 
Yo sabía que en ese lugar, obviamente había santos. Y obviamente alguien cerraba y abría la puerta. Después me di cuenta que había reyes, que había burros, y que había Judas. Y cuando en catequesis me hablaron del Cielo, de Dios, de los Reyes Magos, de los traidores, de los burros, y de San Pedro. Me di cuenta que mi Tierra Santa era Mejor. 
Me di cuenta de que mi papá no hablaba del Cielo, no de ese Cielo. Que no había que morirse para conocerlo; pero si sacrificarse para lograrlo. 
Me di cuenta que esa Tierra Santa tenía dirección; y que había que liberarla. Había que hacer una Procesión y si es necesario; abrir el mar en dos.
Porque me di cuenta de que nos pertenecía y de que había que volver. Porque la quería, y esperaba aún sin haberla visto, y porque la amaba sin saber qué era. 
Porque La Tierra Santa de Boedo no se caía de la boca de mi viejo. Porque solito logró que “le saliéramos de San Lorenzo”. Porque logró que el día del Silencio Atroz la familia se comunicara vía teleconferencia a festejar con Bergessio cada uno en una parte del país distinta. 
Porque no sé cuánto hacía que no lo veía llorar y cuando nos quedamos contra Instituto lagrimeó. Porque entre llantos y gritos me pedía tranquilidad a mí, cuando en realidad él estaba más cerca de un pico de presión.
Porque a mí no me obligaron a hacerme de San Lorenzo; sólo me hicieron amar algo genuino. Sí. Un equipo sin Libertadores de América. Sí. Una Utopía, porque yo crecí soñando con que un día íbamos a volver…. Sí. Con un descenso y casi otro. Y lo digo con la frente en alto. Porque cuántos son los que pasaron todas y siguieron caminando hasta la Tierra Santa. Esta Caravana nunca se detuvo y yo fue parte de ella, sin saber qué era “el Viejo” Porque sólo vi explotar al “Nuevo” Gasómetro. 
Yo fui parte por mi viejo. Porque me habló de ese lugar. Porque gritó conmigo en cada gol. Porque me regaló esa camiseta, y porque se sentó en una popu llena de olor a porro (cuando no sabía ni lo que era), sólo para que compartamos ese momento. 
Porque tengo un viejo que me hizo el corazón azulgrana… y Me habló alguna vez de esta tierra santa, que se que juntos vamos a Visitar. 
Volvimos; una utopía menos… y eso ya es suficiente.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Uno y más y van....


El grito antes del abrazo. El reproche antes de la intención de entender. El orgullo antes del perdón. El acelerador antes del freno. El enojo antes de la sonrisa. La bronca antes que el amor.
Por qué nos empecinamos en tirar de la cuerda hasta que ya no da más. Por qué manejar los dichos y los hechos a base de ira, si con el cariño y tal vez un poco de astucia las cosas terminan mejor.
Estamos tan acostumbrados a cerrarnos en lo que pensamos, que no reparamos en aquello que no vemos. En los intentos de los demás, en las formas de acercarse, en sus formas de querer.
Una sonrisa tira más que un grito. Una mirada cómplice acerca más que un desplante. Un segundo en silencio puede valer más que mil palabras.
La experiencia es buena, lástima que llega demasiado tarde, eso dicen. Cuántas oportunidades hay antes de que ahora, pase a ser tarde. Cuántos perdones hay en el medio. Las lastimaduras se cierran, pero las cicatrices ocupan un lugar. Por qué no tenerlas contadas para no sumar una más. ¿Por qué las cosas son tan dificiles? Simplemente porque no sabemos hacerlas más fáciles y eso es sólo nuestra responsabilidad, y posiblemente nuestra culpa.

Una madrugada, poco tiempo, mucho por decir



Y me quedé esperando; con la esperanza guardada en el bolsillo roto de un pantalón, como decía una canción. Y la esperanza se cayó mil veces del bolsillo, pero la junté con toda paciencia, tranquilidad y cuidado. Y la volví a guardar, como si fuera de cristal sabiendo que en breve se me iba a perder otra vez.
Esperar es para el diccionario “Permanecer en un sitio donde se cree que ha de ir alguna persona o ha de ocurrir algo”.
Para mí esperar es mirar constantemente las horas en el reloj. Es desear que aparezca lo esperando, con la esperanza intacta pero a punto de romperse. Esperar es guardar la ilusión de que algo esta vez va a cambiar.
Esperar es verte aparecer de la nada con una sonrisa. Es que entiendas algo de mí alguna vez y puedas estar. Esperar es esperarte. Es esperar para alejarme sabiendo que la espera, solo será eso; esperar lo que no llegará.
Esperar es estar, es seguir, es bajar la guardia un par de veces, es agachar la cabeza otras tantas y quedarme horas sin dormir.
Esperar es desear y perdonar, callar y permanecer, ahogar los sollozos y seguir. Esperar es no gritar, no tirar. Es quebrar mitad en silencio, mitad no, con el objetivo de llegar. De que llegues.
Esperar es golpearse una y otra vez más. Es dormirse cansado de llorar. Es pensar una y otra vez este lugar. Es querer y no querer más.
Esperar es guardar la esperanza otra vez cuando se volvió a caer de aquel bolsillo que se rompió sin nada bueno guardado allí. El cristal se quebró.
Esperar es morir de a poco, hacer esperar es matar lentamente.
Y eso que una vez, una sabia persona me dijo... no esperes nada....